28 de marzo de 2011

Postal desde Marruecos - Mirar al otro lado

La vida apenas me deja tiempo para escribir una apresurada postal que recuerda una tarde de lluvia hace ya algunos años en Asilah, una pequeña y encantadora población del norte de Marruecos, a poca distancia del aeropuerto internacional de Tánger. Una tarde de familias y grupos de amigos paseando y deteniéndose a comer pipas en un día de fiesta que conmemora el nacimiento del profeta Mahoma. Unos paseos que terminaban en un torreón de la vieja muralla construida siglos atrás por los portugueses para defender este enclave en la ruta de circunnavegación de África hacia la India.
Allí la gente se detenía a mirar al otro lado del mar, oteando no sé muy bien qué: ¿la no lejana España y su supuesto horizonte de mundo desarrollado y próspero? ¿Un futuro mejor? ¿Un pasado borroso?
Sin duda, las tardes de lluvia están hechas para mirar sin ver lo que se tiene enfrente. Para pensar, directa o indirectamente, en la frágil materia de la que están hecha la vida y los sueños.

John Fogerty lo sabía esto muy bien. Podeís comprobarlo en este temazo, tan vitalista como melancólico, de uno de los mejores grupos de la historia del rock: la Creedence Clearwater Revival.


19 de marzo de 2011

Postal desde Gran Bretaña - Londres (Tower Bridge)


Tan sólo una excusa para una bella canción: London, London, de Caetano Veloso.

The Caravan

The Band, la banda por mucho tiempo que acompañó los directos de Bob Dylan, fue uno de los más grandes grupos de la historia del rock. Robbie Robertson, su líder, uno de los guitarristas más elegantes que han conocido los escenarios. Y The Last Waltz, el documental que filmó Martin Scorsese durante sus conciertos de despedida es una de las mejores películas musicales de la historia del cine. La intervención que hace en el concierto Van Morrison, cantando The Caravan es memorable. Una de mis canciones favoritas. Una canción llena de vitalidad, de energía. 
Llenas de energía y vitalidad están también las fotos de Jacques Henri Lartigue, un fotógrafo francés de quien no había oído hablar en mi vida y que ha llenado parte de esta hermosa tarde de primavera de felicidad. Su exposición en Caixaforum Madrid es una delicia. Para muestra, un simple botón:

La otra parte de la tarde, además del sol y mi dama, la han llenado de un sentimiento infantil las increíbles piruetas y el humor punki de unos australianos locos que actúan en el Teatro Circo Price. Circus Oz es un espectáculo trepidante, cuya belleza a veces no te deja ni aplaudir. Lo podéis comprobar en este trepidante clip:


En fin, para terminar un post tan cultureta como éste, y tras la caravana del Circus Oz, les dejo con la de Van Morrison. Toda la vida es una caravana, toda la vida es un circo. Disfrutemos del espectáculo:

18 de marzo de 2011

Homenaje (Héroes)

Oficialmente son 20, pero seguro que son muchos más. Hablo de los empleados de la central de Fukushima, policías y bomberos afectados por la radiación debido a su participación en las tareas que, con suerte, librarán a Japón y el mundo de una catástrofe nuclear mayor de la ya ocurrida tras el terremoto del pasado día 11. En realidad, no hablo sólo de ellos, que ya han sido heridos, en mayor o menor medida, por el fantasma de la radiactividad, sino de las decenas de personas que están luchando para que el horror no se haga más extenso y profundo. Hablo de los militares que están arrojando agua a los reactores de la central desde helicópteros. De los bomberos que están intentado acceder a las cercanías de los núcleos de la central para arrojar agua desde camiones cisterna. De los operarios que están intentando conectar a la red eléctrica el sistema de refrigeración de las piscinas que contienen el combustible nuclear gastado por el funcionamiento de los reactores.
Mi primera impresión cuando les veo en las imágenes de los telediarios y en las fotos de los periódicos es que, seguramente, gran parte de ellos morirá o resultará gravemente enfermo a causa de las tareas que están llevando a cabo. Y supongo que ellos piensan, incluso con más conocimiento de causa, lo mismo que yo. Es decir, estoy convencido de que saben, o creen saber que, ahora mismo, son lo que vulgarmente llamamos carne de cañón.
No puedo sino descubrirme ante ellos. Creo que merecen en toda su amplitud el calificativo de héroes. En un momento de la historia en el que nadie parecemos comprender el sentido de la palabra sacrificio, esta gente nos recuerda (y aquí vuelve a aparecer Camus, a quien citaba ayer) que hay veces en la vida en que uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. No creo, sin embargo, que nos sirva de lección permanente. Últimamente, casi nada cumple con ese requisito en esta sociedad líquida. Pero ojalá me equivoque, claro.
En fin, este post es probablemente demasiado triste y solemne. Volvamos al mundo del espectáculo de luz y de color de la mano del increíble y maravilloso talento de ¡David Bowie!

17 de marzo de 2011

Generaciones

La lectura de Culturas/s, el suplemento cultural de La Vanguardia, me regala una frase del ahora más imprescindible que nunca Albert Camus: "Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea acaso se más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga".
Albert Camus hablaba en el contexto de un mundo destrozado por la Segunda Guerra Mundial. Salvando las distancias, tal vez hoy la situación sea igual de dramática. Vivimos una crisis económica terrible. Pero, más allá de lo que esta crisis tenga de coyuntural, esta crisis revela que nuestra forma de vida actual, sobre todo nuestra organización económica, es insostenible e inviable a largo plazo. La prosperidad que hemos vivido, con leves interrupciones, desde el fin de la segunda Gran Guerra hasta ahora, además de que estaba sostenida sobre la miseria de centenares de miles de personas en los países del Sur, no nos ha conducido en el Norte a un mundo más justo. No ha hecho nuestras vidas más ricas. No nos ha hecho más felices.
Las máscaras han caído y el carnaval ha terminado. Pensamos que nuestros hijos vivirán peor que nosotros. Y, todavía más grave, la historia -nuestra historia- nos parece un callejón sin salida absurdo. También era así en tiempos de Camus. En aquel entonces, gente como él se rebeló contra esa sensación de impotencia y proclamó que, incluso en medio de un horrible sinsentido, de un mundo aparentemente absurdo, un hombre tenía que hacer lo que tenía que hacer. ¿Encontraremos en esta generación un coraje parecido? ¿Sabremos qué hacer en estos tiempos de desolación moral? Ojalá que sí. Ojalá que sepamos encontrar la manera de que este mundo no se deshaga.

Señoras y señores: ¡The Who!

12 de marzo de 2011

Postal desde Brasil - El puerto de Manaus

Decenas de barcos esperan en uno de los puertos de Manaus. En esta gigantesca estación de autobuses fluvial, pequeños y grandes navíos ataviados con banderolas y pintados de mil colores atracan y desatracan cada día, yendo y viniendo desde la capital de la Amazonia a los más recónditos rincones.Viendo los barcos, uno se acuerda del Mississipi de Mark Twain. Y sí, algo de salvaje oeste tiene esta ciudad fronteriza con el corazón de tinieblas de la selva, ese pulmón verde que apacigua tanto como asusta cuando se contempla su inmensidad de cerca.