5 de junio de 2014

Corriendo en Hackney Downs


Este aspecto tenía en esta mañana soleada Hackney Downs, uno de los infinitos parques de Londres. Hacía sol y hasta calor, en esta primavera loca, pero realmente primaveral que estamos disfrutando en Londres. Espero que preceda a un verano igualmente verano como el que disfrutamos el año pasado en esta ciudad cada vez menos de exilio. Después de casi  16 meses de cohabitación (yo habito en Londres y Londres habita en mí; eso es cohabitación, ¿no?) ya casi me siento en casa.

Haciendo un descanso de la rutina casera y aprovechando el radiante sol, me he acercado a Hackney Downs, decía, a correr un poco. Ninguna hazaña. Media horita me basta para terminar exhausto y tener una buena excusa para estirar y noquedarme anquilosado. Pasados los cuarenta hay que hacer por cuidarse.

A veces, esto de estar en los parques da pie a encuentros singulares. Mientras estaba estirando, un tipo mitad amable vecino y mitad visionario se me ha acercado y me ha empezado a hablar del amor de Jesucristo. Le he dicho que yo creí en eso una vez, pero que ahora no sabría decirle, que más bien no. El tipo me ha instado a aceptar el desafío de confrontar mi vida con el modelo de vida de Jesús. No entraba en mis planes, de momento, pero, bueno, el futuro es un libro por escribir. Quién sabe.

Debía tener un aspecto muy desvalido esta mañana, porque poco después se me ha acercado una jovencita negra y me ha endilgado un folleto que, bajo la cautivadora frase de "Eres especial" contenía la invitación a pasarse por una de las muchas capillas de distintas confesiones protestantes que abundan en Hackney, el barrio en el que vivo.

En fin, tal vez esté recibiendo señales y no me entero. Quizá debo cambiar de estrategia vital. Pero como dice mi amiga Celia Zafra, a mí la estrategia se me da mal.

En fin, hacía mucho tiempo sin usar esta página en blanco. Y sé que me repito, porque creo que dije lo mismo la última vez que la use, hace más de 10 meses. Sí, el tiempo vuela. Estos diez meses han sido intensos. Los acontecimientos buenos y malos se han acumulaso y a veces uno sentía que apenas tenía tiempo para vivir. Yo he encontrado algo de tiempo y espero vivirlo bien, pese a todo. Pese a cualquier herida o melancolía tramposa e inútil, pese a cualquier intento de ataque del síndrome de Ulises. Pese a las ganas a veces irremediables de rendirse.

No, señor. No habrá ni retirada ni rendición. Lo dijo hace mucho el general Grant y lo repitió no hace tanto, con más lirismo, el jefe. Y, por el camino, seguiremos escribiendo. Porque -ya lo he dicho, ¿no?- el futuro es un libro por escribir.