16 de febrero de 2012

Raimon, un icono que sigue en la brecha

Hace ya algunas semana que está en la calle el último número de la revista 21, que incluía esta dicharachera entrevista con Raimon (sí, sí, el de la transición, el de Al vent). Algunos se sorprenderán de que siga vivo. Otros de que siga cantando. Algunos más de que yo haya llegado a entrevistarle. En cualquier caso, aquí nos tenéis.

Raimon, cantante al viento
“Hace mucho que no soy un símbolo”

Hace más de 50 años que escribió Al vent (Al viento) y, aunque no parece molesto porque se le recuerde, no deja de reivindicar que es mucho más que un símbolo de la lucha contra la dictadura. Aunque llevan intentándolo enterrar desde los ochenta, Raimon sigue bien vivo y su último disco ha estado muy presente en los medios. Es como si hubiera vuelto a la carretera después de hace muchos años, pero no es verdad, el nunca colgó la guitarra. A diferencia de otros compañeros de generación, nunca abandonó el valenciano como lengua de trabajo y quizás esto le ha restado público, pero a él parece darle igual. No es un tipo que se preocupe por modas. Tiene clara su verdad, y la dice, incluso interrumpiendo amablemente al periodista. Ese es, al fin y al cabo, el trabajo de los poetas: decir su palabra contra viento y marea. Raimon lo tuvo claro desde el principio y, así, desde que empezó a cantar, su vida ha sido una vida al viento. Con todo y con eso no es alguien serio, envarado, sino que se ríe con frecuencia. Al menos, en esta entrevista.

-Va a cumplir 50 años sobre el escenario. Es de los pocos que podría jubilarse, incluso con la nueva ley de pensiones, pero ahí sigue.
-(Risas) No tiene que ver con la ley. Es algo mucho más vital. Me siento a gusto con mis músicos y con mis canciones. Y siento que el público está a gusto conmigo.

-Escuchas Al Vent y, más de 50 años después, sigue siendo actual. ¿Tan buena es la canción o es que lo hemos hecho muy mal en esta sociedad?
-Una canción es lo buena que la gente quiere. Depende de si significa algo para la gente o no. Eso sorprende. Muchas veces piensas que hay otras que te quedaron mejor y la gente elige una a la que no dabas tanta importancia. Desde luego, Al vent me cambió la vida.

-Fue todo inesperado.
-Sí. Yo ni siquiera pensaba que grabaría la canción. Tenía aficiones artísticas, pero las veía más como hobby. Lo que pasa es que coincidió que grabé Al vent y terminé la carrera y estaba en esa época, cuando uno termina, en que no sabe muy bien qué hacer. Al vent tuvo mucho impacto porque rompía con el ambiente sonoro que había entonces en España.

-Al vent fue un símbolo de lucha política, pero nació de algo tan simple como un recorrido en moto. Qué contradicción, ¿no?
-(Risas) Bueno, también el Che Guevara se recorrió América Latina en motocicleta y mire como fue la cosa. Claro que lo mío fue un paseo mucho más corto, de Xátiva a Valencia.

-¿Vivía mejor contra Franco la gente como usted, que simboliza la lucha contra la dictadura?
-Esa frase de mi muy querido y añorado Vázquez Montalbán tal vez sea un poco exagerada. Lo cierto es que en la dictadura había más complicidad entre gentes de ideas muy distintas.

-Al contrario que Dylan, usted sí quiso ser el portavoz de una generación, ¿no?
-El ser o no portavoz de una generación no depende de uno (risas). Lo de Dylan es un caso distinto, muy complejo.

-Hacen un documental sobre la transición y allí está usted. ¿No se cansa de ser un símbolo?
-Es que no lo soy. No lo he querido ser nunca. Eso no quita para que no reconozca que mis canciones, en algún momento, fueron útiles a mucha gente que luchaba contra un régimen dictatorial. Pero también he hecho canciones de amor, incluso durante la dictadura, porque, claro, no me iba a esperar a que se muriera Franco para enamorarme (risas).

-Años después de esa época gloriosa, ¿qué ofrece y qué cree que busca la gente en usted?
-Como digo, hace mucho que no soy un símbolo. Yo sólo quiero ser un cantante. Los 80 fueron especialmente duros para mí. Dominaba el pensamiento de que gente como yo éramos muy buenos para luchar contra la dictadura, pero no éramos artistas.

-Lo evidente es que sigue interesando, porque la gente de la discográfica me cuenta que, con el nuevo disco, va a estar usted en todos los medios.
-Es que el nuevo disco es muy bueno. Bueno, como los otros. Lo que pasa es que esta vez se han dado cuenta (risas).

-He repasado escritos y crónicas sobre usted. Más de uno le caracterizan como un existencialista rebelde. ¿Está de acuerdo con la etiqueta?
-No lo sé. Con lo de rebelión, sí. Siempre he sido un poco rebelde. Con lo de existencialista... Me interesó mucho el existencialismo en la facultad: esa idea del absurdo. Eso se refleja en mis primeras canciones. Pero, más allá de eso, ¿qué es el existencialismo?

-No puede actuar en Valencia, su región...
-(Rotundo) Sí que puedo. Lo que no tengo es acceso a la red de teatro públicos.

-¿Es una cuestión de censura o es que no tiene dinero para pagar trajecitos a nadie?
-(Risas) No me he planteado lo de los trajes. La situación tiene que ver con una visión sectaria del Gobierno valenciano, que no es el Gobierno de todos los valencianos. No es una cuestión personal, que también, sino una cuestión de exclusión de los que cantamos en valenciano.

-Tuvo sus más y sus menos con Serrat por una cuestión de normalización lingüística y nunca ha cantado en castellano. Es un hombre de ideas fijas.
-No tuve ni más ni menos con Serrat. Simplemente, él escogió un camino distinto del mío. Pero eso no quita para que seamos amigos. Por otra parte yo tengo ideas fijas y movibles, desmontables... Tengo ideas de muchos tipos: cuadriculadas, redondas, articuladas...

-Rellotge d'emocions (Reloj de emociones) es su primer disco con canciones nuevas en 14 años.
-No. En el 2000 saqué uno con canciones nuevas, pero grabado en directo. Es el primero con canciones nuevas grabado en estudio desde hace 14 años, eso sí. Pero en directo siempre interpreto canciones nuevas.

-Es un disco que mira al pasado, evidentemente, pero usted asegura que no es nostálgico. Explíquenoslo, por favor.
-Eso no se puede explicar. La única explicación posible es escucharlo. Una canción no se explica. Puedes explicar tal vez la letra, pero ¿y la melodía? ¿Y la voz?

-Dice que se ha vuelto muy exigente con sus canciones con los años y que evita repetirse. Así pues, nada de comer fabes, claro.
-Siempre he intentado no repetirme y no repetir cosas que ya habían dicho otros. Eso sólo fomenta la contaminación sonora. Sólo algunas veces he repetido algunas cosas a propósito.

-Asegura que compone por necesidad. No será monetaria, con la de royalties que le ha debido dejar Al vent.
-¡Qué va! Para el cantante en valenciano, los royalties son siempre muy pequeños. Estamos hablando de un mercado muy reducido.

-Entonces, ¿por qué escogió esa lengua?
-Más bien fue ella la que me escogió. Mi educación iba encaminada a que no me pudiera expresar en valenciano. Yo no quise contribuir a que siguiera siendo difícil expresarse en mi lengua materna.

Y, tras la entrevista la música. Lo clásico y lo último de Raimon:


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