27 de diciembre de 2011

Cuerpos (humanos)

Antes que nada, una advertencia: no esperéis expansiones erótico festivas en este post. No va por ahí la cosa.
Quería hablaros de algo en lo que llevo pensando hace ya unas semanas, Pero hasta ahora no había encontrado el momento. A finales de noviembre tuve la suerte de conocer a Neil Sammonds, investigador de Amnistía Internacional sobre Siria. Neil es un inglés de poco más de 40 años, algo loco, que, por jugarretas del destino, aprendió árabe antes que español, que era su primera opción. En parte debido a ello, hace ocho años que investiga casos de violaciones de derechos humanos en Oriente Próximo. Visitó España por varios motivos y yo tuve la suerte de pastorearle amigablemente de una entrevista a otra y, entre un periodista y otro, conocerle un poco.
Me impresionaron muchas cosas de Neil. Pero, sobre todo, me impresionó una frase suya que hoy (milagros y aconteceres del subconsciente) ha aflorado de mi memoria. Creo que estaba en directo, en Hoy por Hoy, y Carlos Francino le preguntó acerca del Ejército Nacional Sirio, una fuerza creada por  desertores de las unidades militares del sangriento régimen de Bachar al Asad. Neil respondió que, efectivamente, tiene constancia de que existen opositores a la dictadura siria que están armados. Pero, inmediatamente, añadió: "La mayoría de los sirios contrarios al régimen se oponen a él con la única arma de sus cuerpos, saliendo a manifestarse en la calle, aún sabiendo que corren el riesgo de ser tiroteados por los soldados".


No voy a hacer una descripción de las atrocidades que el régimen sirio está cometiendo contra su población. Para eso ya están los informes de Amnistía Internacional, para quien trabajo, y de otras organizaciones. Dejadme sólo apuntar dos cosas: desde que comenzaron las revueltas en Siria, hace menos de un año, se calcula que más de 5.000 personas han muerto víctimas de la represión. En uno de los informes de Amnistía sobre las atrocidades del régimen, centrado en malos tratos y tortura en los hospitales, figuraba una frase estremecedora, dicha por un médico a su paciente: "no voy a curarte la herida del pie porque así, cuando se te gangrene, te lo tendremos que amputar".
Lo que quiero con este post es, de alguna manera, mostrar mi admiración por esas personas que luchan con la  única arma de sus cuerpos en las calles de Homs y Deraa, de El Cairo y Alejandría. Las que han luchado en las calles de Túnez o Bengasi. Y en las de Manama y Saná.
Resulta difícil olvidar, a poco que se haya mirado con atención, la imagen de la manifestante egipta brutalmente golpeada y casi desnudada por los militares que desde hace muchos días escupen fuego y rabia contra las personas que en la plaza de Tahrir y sus alrededores piden la democracia y el fin de la represión. 


En todo Oriente Próximo, cuerpos creados para el placer y la vida son diariamente maltratados, corrompidos de una u otra manera y tratados como deshechos, como escoria. No debería dejarnos indiferentes. La gente que clama por la democracia en Yemen, Egipto, Bahréin, Siria. La que lo hizo en Túnez y Libia no son desconocidos. Son nuestros hermanos de armas. Nuestros camaradas que, como nosotros, tienen a su disposición las únicas armas de su indignación y de sus cuerpos.

Fantasmas

No me gustan las películas de terror. Ni las series, tan de moda ahora. Cada vez que me siento a escribir frente a la ventana recuerdo (a menudo con un escalofrío) la escena de El misterio de Salem´s Lot en la que dos niños vampiro llamaban a través de la ventana a un niño humano protegido por el cristal para atraerle al lado oscuro. De hecho, no busco un enlace a la serie, basada en un libro de Stephen King, porque al hacerlo hace un minuto saltó una escena en Youtube y todavía estoy sobrecogido. Si sigo escribiendo es (como casi siempre, por otra parte) para exorcizar esos temores y temblores.
Mi yo inconsciente sigue siendo un niño miedoso que pasaba noches de insomnio acechando la oscuridad en busca de indicios de presencias sobrenaturales. No siempre, no penséis que era un neurótico perdido desde la infancia. He ido mejorando la técnica desde entonces.
Mi yo consciente, sin embargo, me dice que no son esos los temores a los que hay que temer. Esos miedos nos atenazan momentáneamente. A veces, hasta nos causan un secreto placer (no a mí, pero sí a mi chica, por ejemplo, que disfruta viendo American Horror Story -renuncio esta vez a buscar siquiera el enlace).
Los terrores y horrores más ominosos están en lo cotidiano. En el miedo al futuro, a la crisis, al jefe, a quedarse sin empleo. En el miedo (tan extendido en nuestra sociedad de ahora) a crecer, envejecer, asumir compromisos, ganar densidad y peso. Algo que, evidentemente, sólo se puede conseguir a fuerza de deshacernos de vaguedades, lugares comunes, ligereza. Mirando a la vida (y, por tanto, a la muerte, cara a cara).
Siempre que tengo miedo a algo (del más acá o del más allá) me repito la frase de Franklin Delano Roosvelt -ahora sí que me atrevo a buscar el enlace-, aquel presidente de los Estados Unidos que sacó a su país de la Gran Depresión y lo metió de cabeza en la Segunda Guerra Mundial: "sólo debemos de tenerle miedo al miedo". A veces, hasta me convenzo y espanto mis temores.
En fin, dejemos atrás fantasmas y agobios y pensemos que hoy puede ser un gran día. ¿No te parece, princesa?


26 de diciembre de 2011

Un año más - un año menos (obviedades)

Cumplo, en una tarde de pereza tras las comilonas navideñas, el ritual de pasar los datos de la agenda del año que se acaba a la del año que empieza. Es un ritual mecánico, que procuro hacer lo más leve posible. Sería bueno detenerse en las anotaciones, recordar aquella entrevista brillante que hice, aquella excursión a la montaña que me llenó de tanta paz. Pero no puedo, me puede el agobio de las muchas cosas que siento que tengo que hacer. Aún así, siempre surgen de las páginas del pasado las ensoñaciones de los buenos y malos -más de aquéllos que de estos- momentos que trajo con sí este 2011 renqueante.


Los años van pasando deprisa -enésima obviedad en este post lleno de ellas, es cierto- en esta vida que, como me dijo un amigo muy querido "es siempre milicia". El tiempo se distorsiona y cosas que sucedieron hace nada parecen haber perdido todo su brillo en la memoria y cosas que sucedieron hace mucho siguen estando ahí, en primer plano. Unas y otras cargan una mochila no tan pesada como densa, compacta. Cada vez más.


Una mochila de la que no puedo ni quiero deshacerme, pero que a menudo tengo que reordenar. Y, si me pongo a colocar las cosas en cada departamento, me doy cuenta de que ha sido un año bueno. Un año lleno de afectos y amigos. También de trabajo y de momentos de incertidumbre. Un año cargado de miedos y esperanzas en lo personal y lo social (crisis, elecciones, 15M). Un año de pasos definitivos, de cambios fundamentales.



La mujer que tengo a mi lado tiene mucho que ver con esto. Juntos hemos viajado, hemos discutido, hemos pasado tardes memorables y mañanas de desidia. Sobre todo, hemos crecido, alimentándonos el uno del otro.


Un año nuevo tiene que ver con proyectos, ilusiones, esperanzas. No son buenos tiempos para ninguna de estas palabras. Pero es fácil remar a favor de corriente. El temple de las personas se demuestra entonces, cuando hay que apretar los dientes y aguantar el viento y el frío. Los héroes de Conrad y de Stevenson, de Ford y Dumas, el teniente Blueberry y Corto Maltés sabían hacerlo.


Yo ya he renunciado a ser uno de ellos. Probablemente porque antes pensaba que lo que buscaba no existía y ahora pienso que tal vez si existe y lo he encontrado y no tengo que pasarme la vida escapando. Además, como decía Bob Dylan, "era mucho más viejo entonces; soy más joven ahora". Tal vez sea un iluso porque tengo una ilusión. Pero aspiro a defenderla para que no se desvanezca. Espero que vosotros podáis hacer lo mismo en este 2012 que se anuncia, inminente, en el horizonte.


En fin, dejemos atrás la cursilería con buenas canciones. En una mezcolanza un tanto extraña, pero no exenta de sentido, ahí van Vetusta Morla, Bob Dylan -en versión de The Byrds- y Lichis/La Cabra Mecánica. A ver si podéis digerirlo. Es un reto mayor que el de la cena de Navidad.



21 de diciembre de 2011

La política como servicio - Václav Havel in memorian

Supongo que trabajar en una organización de derechos humanos me está (re)(con)(de)formando. Al final, todas las experiencias de la vida lo hacen. Me fijo más en cosas que antes me fijaba menos. Mis (escasas) últimas lecturas fuera de los textos del Máster Política y Democracia tienen mucho que ver con los derechos humanos y con una suerte de íntimos (y tal vez absurdos, pero sentidos) homenajes a personas que fueron víctimas de abusos contra ellos.
Así, hace unos meses me devoré (es fácil hacerlo) Operación Masacre, una novela-reportaje (¿un reportaje-ficción? No lo sé, no he tenido tiempo de bucear en la intrahistoria del libro) de Rodolfo Walsh, un periodista de izquierdas argentino, presunto montonero según algunos (dato sin confirmar, insisto en la falta de tiempo) y, eso sí que está tristemente confirmado, desaparecido durante la última dictadura militar argentina (aprovecho, pese a que me doy cuenta de que realmente estoy llenando este post de minas en forma de parántesis, para hacer votos por que sea realmente la última). 
El libro de Walsh es una descripción casi notarial de la investigación que realizó sobre el fusilamiento de unos pobres diablos, presuntamente conspiradores contra el régimen argentino a finales de los cincuenta coincidiendo con el alzamiento de los generales Tanco y Valle. Muy recomendable y pavoroso.
Pero no era éste el libro del que os quería hablar. Os quería hablar del libro de memorias del ex presidente checoslovaco y checo Václav Havel. Un libro de memorias un tanto extraño y titulado humorísticamente Sea breve, por favor.
Aunque a los 19 años era bastante inconsciente como para darme cuenta del momento histórico que estaba viviendo, seguí con cierta atención todos los hechos de la Primavera del Este. Aquel verano mágico en que el Telón de Acero cayó. De las escasas y borrosas imágenes que guardo en mi memoria destacan tres. Por supuesto, la caída del muro.


No sé por qué (un psicoanalista tendría mucho que decir sobre esto, imagino), la imagen de Gorbachov recibiendo un beso asqueroso en la boca de Erich Honecker, el presidente de la Alemania comunista unos días antes de la caída del muro.



Y la tercera es la imagen de Havel saludando a la multitud que había llevado a cabo la revolución de terciopelo en la entonces Checoslovaquia, un país cuyo simple nombre me fascinaba. Me impresionó que ese tipo delgado, con cara de bon vivant, dramaturgo casi recién salido de la cárcel fuese llevado prácticamente en volandas hasta la presidencia de un país.


Havel murió hace pocos días y decidí rendirle homenaje leyéndome sus memorias. De ellas extraigo las siguientes frases, muy de triste (des)actualidad en los tiempos que corren:

"En innumerables ocasiones he tenido la oportunidad de convencerme de la importancia, en un Estado democrático, de que la política no sea una mera tecnología del poder, sino que dé un verdadero servicio a los ciudadanos, a poder ser desinteresado, fundado en ideales concretos y que atienda al orden moral por encima de nosotros, que perpetúe los intereses de la raza humana a largo plazo y que no sólo le inquieten las preferencias de la sociedad del momento; en definitiva, que se niegue a convertirse en un mero juego de diversos intereses particulares o fines pragmáticos".

En fin, ahí queda eso. Les dejo con Los Planetas (¿por qué? Pues porque sí, coño):

10 de diciembre de 2011

Postal desde Sigüenza - Los fantamas de la rondalla


No los esperábamos pero aparecieron. Entre las calles que el final del otoño envuelve de penumbras y misterio de Sigüenza. Eran un grupo nutrido de adultos y niños. No tan numeroso como animado y no tan virtuoso como entusiasmado. La sorpresa final de un maravilloso día de visita a una ciudad encantada, cada vez -lo que no deja de ser una desgracia- más sumida en su pasado de obispos-señores; señoritos de la nobleza baja que murieron en la Acequia Gorda de Granada sin apenas combatir, ahogados por el peso de su armadura; y milicianos que resistieron a las tropas golpistas inútilmente en la catedral para ser luego tiroteados antes y después de rendirse, mientras intentaban escapar por los huertos de la ciudad o cuando ya tenían los brazos levantados en el interior del tiempo y habían ondeado la bandera blanca.
Pero me he perdido. Me he puesto a hablar de fantasmas y se me olvidaron los fantasmas primeros, los que me llevaron a escribir fantasmas. Fantasmas de carne y hueso los que formaban la ronda que con sus villancicos y coplas animó los momentos finales de nuestra estancia en Sigüenza un día de fiesta apacible en el que nos dejamos arropar por el cariño de amigos nuevos y antiguos.
Tristemente, como decía Labordeta, "al paso que vamos, todo pa yermos". ¿Quién sabe si dentro de pocos años no quedará gente en Sigüenza para hacer rondas navideñas? Ya hay muchos pueblos de los que la gente que las hacía se fue hace mucho tiempo y pocos signos hay de que la marea que convierte en desiertos demográficos buena parte de la dura tierra de Castilla recule. Espero, como en tantas otras ocasiones, estarme dejando llevar por el pesimismo y que el futuro sea más brillante de lo que ahora luce. Les dejo con los fantasmas de la ronda y con el fantasma bueno de Labordeta.

2 de diciembre de 2011

Hay un hombre en los medios que lo hace todo - Entrevista con Ignacio Escolar

Bromas aparte, la estrella de Ignacio Escolar no ha dejado de subir en los últimos años. De forma muy merecida, desde mi punto de vista. Tuve la suerte de entrevistarle el pasado verano. El resultado apareció en la revista 21 el pasado mes de noviembre. Un mes intenso de trabajo no me ha permitido hacerle mucho caso a este blog. Ahora que lo retomo (al parecer, con fuerzas). Las fotos no tienen nada que ver con la entrevista. Son fotos de las antiguas minas de Almadén. Un aviso de posibles y espero que evitables desastres. Las palabras de Escolar también aspiran a ser una vacuna contra ellos.


Ignacio Escolar (Burgos, 1975) es un tipo muy activo. Basta con asomarse a su blog escolar.net para comprobarlo. Fue el primer director del diario Público con apenas 32 añitos y es uno de sus columnistas estrella. Su opinión, escorada más bien hacia la izquierda, es muy respetada, especialmente entre los lectores más jóvenes, que buscan una voz distinta de la de los viejos popes del periodismo.
Escolar es también un innovador. Su negativa a publicar anuncios de prostitución en el diario fue una decisión arriesgada que le hizo perder dinero al diario y ganar prestigio. También ha sido pionero en el uso de las posibilidades que lo digital abren al periodismo. Por otra parte, no es de los columnistas que se dedican puramente a impartir doctrina. Habla siempre con datos en la mano. En persona, esa capacidad para el dato y la argumentación se ve multiplicada. La lectura de su ensayo La generación estafada, incluido en el libro Reacciona junto a artículos de Sampedro, Mayor Zaragoza o Garzón, entre otros, aporta una buena dosis de datos para entender la crisis y la sensación de caos que nos ahoga económica y moralmente.



-Después de casi cuatro años de crisis, de llamamientos a la indignación, de la indignación al fin en marcha y de las últimas elecciones, ¿cuál es su estado de ánimo?
-Soy optimista. Lo más importante de lo que ha pasado en España no que la gente haya tomado las plazas, sino que se ha dado cuenta de que puede tomarlas. Ha sido una inyección de autoestima. Es la primera vez en mucho tiempo que un movimiento sin una importante organización política o sindical detrás es capaz de concentrar a miles de personas en torno a una protesta común. Y creo que las manifestaciones de después del verano van a ser todavía más masivas.

-El Roto publicaba hace poco una viñeta que rezaba “Oscurece, luego amanecerá”. No sé si se apunta a la idea.
-Puede ser. Políticamente, vamos a un monocultivo del Partido Popular, que va a tener la mayor concentración de poder de un partido político desde la Transición. A partir de ahí, puede pasar cualquier cosa. Aunque los partidos de izquierda están muy débiles, el hecho de que haya tanto movimiento ciudadano me da esperanza.

-Tiene más confianza en los movimientos ciudadanos que en los partidos políticos.
-Ahora mismo, sí. Sigo creyendo en los partidos políticos, pero creo que los partidos políticos se mueven si la sociedad les menea. Y creo que los movimientos ciudadanos van a ayudar a organizar alternativas políticas, no sé si sobre las siglas que están ahora o sobre otras nuevas.

-¿Cree que es posible que se cree un vaso comunicante entre unos y otros?
-Seguro que sí. Los políticos son mucho más permeables a lo que pide la sociedad de lo que la gente se cree. Lo que pasa es los problemas se vuelven importantes cuando la gente protesta. Los políticos no viven de espalda a la sociedad. Viven en burbujas. Pero incluso a las burbujas, cuando haces el ruido suficiente, llega el eco de las cosas.

-Es evidente el desencanto con la clase política en España. ¿Cuál es su diagnóstico y su pronóstico al respecto?¿Tiene alguna receta para que la situación mejore?
-Se han juntado varias cosas. Hay una cierta idea de que todos los políticos son iguales, que creo que es injusta. Por otra parte, hay una crisis institucional global. Lo decía Strauss-Kahn, cuando aún era una persona presentable: “la democracia no sobreviviría a un segundo rescate bancario”. Los ciudadanos no perdonarían que no se pusiesen los medios para evitar una injusticia tan evidente como que las pérdidas sean de todos y los beneficios sólo de los bancos. También ha habido muchas torpezas por parte de la clase política. No es de recibo, por ejemplo, que España sea junto con Italia –mire qué ejemplo– el país con más coches oficiales.



-Todos los científicos sociales auguran que las generaciones que vienen van a vivir peor de las generaciones anteriores. ¿Qué nos ha llevado a este pesimismo?
-A esta situación, más que a este pesimismo, nos ha llevado una contrarreforma que se inició en los ochenta. Cuando cae el muro, nace el pensamiento único: la única alternativa posible es el mercado. Un mercado que, por lo menos en Europa, estaba compensando por la necesidad de dar a las clases bajas una esperanza, un sustento y un mínimo de prosperidad para evitar una posible revolución. Con el fin del comunismo, esa necesidad desaparece. Además, la globalización acaba con la fuerza de los movimientos sindicales. Desde que el capital circula con libertad y las personas no, y los puestos de trabajo se pueden mover a cualquier parte del mundo, resulta muy difícil defender los derechos laborales. Esa contrarreforma va a más y nos lleva a un mundo cada vez más desigual.

-Usted mantiene que la crisis la están pagando quienes no la han provocado.
-Sin ninguna duda. La crisis la ha provocado una serie de comportamientos financieros absolutamente absurdos que llevaban a una situación en la que los que corrían los riesgos no asumían las consecuencias. Además, hay un sobrepago. El PIB de España ha descendido un 2-3%. Pero nuestro nivel de vida ha descendido mucho más. La diferencia entre este descenso y el del PIB es lo que nos han estafado.

-Al principio de la crisis se habló de refundar el capitalismo, pero eso se ha olvidado.
-Al igual que los sindicatos compiten localmente contra un problema global, que es la deslocalización, los gobiernos compiten nacional o regionalmente contra un problema global. Al capital le da igual: no bajas los impuestos, se va; no quieres ser un paraíso fiscal, se busca uno… Todos cavamos para que el agua llene nuestro agujero y siempre va a haber alguien que ponga unas condiciones mejores para el capital. En este sistema, estamos condenados a perder siempre, a hundirnos más y más.

-Por lo que apunta, la solución vendría de una mayor gobernanza global. Pero incluso las gobernanzas regionales como la UE se están descomponiendo.
-En Europa se dan los embriones para una gobernanza económica. Pero es un bebé sietemesino. Queda la duda de si hay posibilidad para la reforma o de si esto sólo se reformará cuando implosione, lo cual es algo terrible. A nadie le gustaría llegar a la revolución, pero nos esperan tiempos dramáticos.



-Pinta un panorama muy negro y, sin embargo, se declaraba optimista.
-Soy pesimista en lo global, pero optimista con las pequeñas esperanzas de cambio que van surgiendo.

-Suele hablar de una conspiración del silencio que lleva a pensar que no es posible hacer otra cosa que aceptar los recortes del Estado del Bienestar.
-Siempre te queda la duda. Cuando hablas con la gente del Gobierno te dice que no somos conscientes de la situación, de que si permaneces en el sistema tienes que cumplir sus reglas. Es cierto que el margen de maniobra del gobierno es escaso. Yo  critico no tanto por los recortes en sí como por no repartir la factura entre varios. Entiendo que hay que recortar el déficit, y de una manera drástica, porque la alternativa de una intervención es peor. Pero no entiendo es que las medidas para recortar el déficit no incluyan un impuesto para los más ricos, una fiscalidad más progresiva o un impuesto para el Patrimonio. También se podía haber rescatado a la banca de otra manera. Por ejemplo, haciéndose cargo de sus acciones y de sus consejos de administración. O renunciar a pagar la deuda, como hicieron Argentina e Islandia. Pero incluso sin llegar a esos extremos, había alternativas. Dentro del propio gobierno hubo debate. Lo sigue habiendo. Mucha gente dentro del Gobierno y del PSOE opina que hay que hacer otras cosas, aparte de las que se están haciendo.

-Lo que no se ve, en el actual panorama político, es alguien que tenga al mismo tiempo capacidad de Gobierno y capacidad de aplicar esas alternativas.
-Puede ser. Lo que se avecina es un Gobierno del PP, si no con una mayoría absoluta, con una mayoría muy holgada. La duda es que van a hacer después los partidos de izquierda tradicionales como IU y PSOE o partidos que están surgiendo ahora como EQUO: si van a ser capaces de construir una alternativa en 4, 8 o 16 años. De lo contrario, vamos hacia una italianización: una derecha unida y una miríada de partidos en la izquierda incapaces de gobernar. La socialdemocracia no tiene un modelo alternativo en estos momentos. La tercera vía era una vía muerta. Y la gente, si la alternativa es recortar o recortar, va a preferir votar a los profesionales de los recortes.



-En medio de la última campaña surgió el movimiento 15-M. ¿Por qué en esta fecha, si las condiciones para la indignación existían desde hace mucho?
-Esto se intentó varias veces antes. El 15-M es el triunfo de un montón de gente que lleva muchos años haciendo cosas y fracasando. Probablemente el que haya funcionado tiene que ver con que estábamos en campaña electoral. Aparte, hubo varias gotas que colmaron el vaso: la campaña electoral tan nefasta, los últimos datos de desempleo, el libro de Hessel y nuestra modesta aportación en España con Reacciona. También la existencia de referentes: el norte de África e Islandia.

-¿Qué recorrido le ve? ¿Cree que va a conseguir resultados tangibles?
-Ya los ha conseguido. Aunque se quede en lo que ha sido hasta hoy. Mirando al futuro, la clave de pervivencia del movimiento es la internacionalización. Los problemas que tenemos son globales y no se resuelven porque se les ataca localmente. Pero el 15-M ya lo ha conseguido. La movilización propuesta para el 15 de octubre ya se plantea a nivel europeo. Y el 15-M ha generado esperanza no sólo en España, sino más allá. Durante el mes de mayo, todo el mundo ha mirado a España. Además, es un modelo de protesta fácilmente exportable. Y precioso, y pacífico. Uno de sus mayores logros es hacer planteamientos transversales, que pueden ser compartidos por la derecha y por la izquierda: que no haya corruptos en las listas, que los votos vayan igual, que no gobiernen los mercados. Esos mínimos son muy valiosos. Generan un campo de juego para todos.

-Muchos opinan que los periodistas hemos contribuido a una cierta degradación de la vida pública.
-Mucho menos de lo que los políticos creen. Los medios no pueden ser culpables por reflejar la degradación de la vida política. Lo que degrada la vida política es que los diputados aprueben que con ocho años en el Congreso ya tienes derecho al tipo máximo de pensión mientras que, al mismo tiempo, aprueban el retraso de la edad de jubilación. No que los medios lo contemos.

-¿No cree que hay demasiado espectáculo y demasiada trinchera últimamente?
-Creo que lo ha habido siempre. No lo sé. Es el discurso de algunos políticos, desde luego. Pero creo que el problema no está en quien cuenta las cosas.



-Algo de lo que se habla poco, y que constituye una seria amenaza para la libertad de expresión en este país es la precarización de nuestra profesión, ¿no le parece?
-Es algo terrible. Aquí en España ha habido una situación desastrosa de empleo en la profesión periodística, pero tenemos una sobredimensión de cabeceras. En Chicago, había dos periódicos. Uno ha cerrado y el otro está a punto de hacerlo. Si Chicago puede tener dos periódicos, ¿Cómo es que Granada puede haber llegado a tener cinco? ¿Que alguna desaparezca es terrible porque hay menos puestos de trabajo? Claro. Pero no es un peligro para la información, sino para el gremio.

-La era del periodismo impreso está acabando y está empezando la del digital. ¿Cree que va a suponer cambios importantes para el periodismo?
-Van a cambiar muchas cosas. Para empezar, la estructura económica. El soporte papel es muy caro, y el digital muy barato. Eso hace que ahora sea relativamente sencillo hacer un medio rentable entre una o dos personas. Eso abre la puerta a que existan muchas más voces de las que existían, lo que va a provocar una mayor libertad de información. Y los sitios a donde no lleguen los periódicos llegarán las redes sociales. Lamentablemente, esto es todavía para una minoría, porque el acceso a Internet está generalizado entre los jóvenes, pero no entre las personas mayores. Será más difícil mantener las rentabilidades que existían en papel, lo que llevará a una degradación de los puestos de trabajo, pero, a la larga, será positivo. Digamos que lo que está pasando es malo para los periodistas, pero bueno para los lectores.

Como todo el mundo, Ignacio Escolar tiene un pasado (que él no oculta, por otra parte). Aquí os dejo una muestra de la maldición que arrastra el periodista burgalés. 




Postal desde España - Fin de semana fantasmagórico en Almadén

Paseamos por la vieja mina, entre ruinas de la historia. Pedro nos cuenta como los hijos de los mineros se quedaban quietos a la puerta de sus casas, sin jugar, apenas sin reír o respirar, hasta que su padre volvía del pozo. A cincuenta metros bajo tierra, rodeados de los fantasmas de los forzados que redimieron aquí su condena, se escucha el estremecedor silencio de entonces. Sobre todo, el que seguía a los toques inesperados de campana que anunciaban desgracias.


Pero la mina, que fue todo, ya no lo es. Ni siquiera para los visitantes a este pueblo perdido entre la Mancha y las sierras despobladas en donde comienza Andalucía y la Extremadura.


Hay  amistad, regalos, debates apasionados para intentar entender el mundo y su sinremedio. Un paisaje alucinado de sol de otoño. Vinos, comida, risas, su rostro sonriente...
Es un pecado pedirle más a la vida.


Quizás, tan sólo, una vieja y emocionante canción que el descrédito en que ha caido la lucha de clases hace que nos suene vieja y cansada.

28 de octubre de 2011

Voces sobre nuestro destino

Dice John Stuart Mill en Del gobierno representativo que todo sistema político que priva al individuo de "una voz potencial en su propio destino" socava las bases de la dignidad humana y pone en peligro la justicia social. 
¿Qué voz hemos tenido los individuos desde que estalló la crisis? Ninguna. ¿Dónde queda entonces nuestra dignidad y donde la justicia de nuestra sociedad?

Tal vez el viejo Dylan nos dé algunas pistas. Son sólo preguntas, claro. Dylan nunca ha tenido respuestas. Las respuestas estaban flotando en el viento.

26 de octubre de 2011

Democracia, esa palabra

Comienzo hoy a leer Modelos de Democracia, de David Held, uno de los libros de texto para del Máster Política y Democracia que acabo de empezar. En su introducción hay muchas perlitas. Destaco una de ellas:

"La historia de la democracia es a menudo confusa, en parte porque todavía es en gran medida una historia activa, y en parte porque las cuestiones son muy complejas... Las ideas y prácticas democráticas sólo pueden ser protegidas a largo plazo si se profundiza su arraigo en nuestra vida política, social y económica".

Es decir, que la democracia es algo que hay que conquistar día a día. Como el amor, como la amistad. Como las cosas importantes.

Tras escuchar esta verdad (revelada), unamos todos nuestras voces a la del también revelado Leonard Cohen, brillante premiado que realza el nombre del Príncipe de Asturias.

20 de octubre de 2011

Los partidos cartel, un mal ¿necesario?

Acabo de empezar a bajarme de la plataforma de la UNED los contenidos de las asignaturas del Máster en Política y Democracia, una nueva aventura en la que me embarco. Comienzo a ojearlos con el entusiasmo de las nuevas tareas y en las primeras páginas ya me encuentro con conceptos estimulantes. Katz y Mair hablan del sistema de partidos cartel. Estos son los partidos que dependen "en gran medida" de las subvenciones estatales sobre las que ellos mismos deciden. Basan su funcionamiento en la profesionalización de sus miembros y, en el fondo, remiten a una concepción de la política en que ésta "se considera más UNA PROFESIÓN QUE UNA MANERA DE ALCANZAR LA REFORMA SOCIAL". En este modelo partidario, "los partidos son CORPORACIONES DE PROFESIONALES, NO ASOCIACIONES DE, O PARA, LOS CIUDADANOS". ¿Os suena?

17 de octubre de 2011

Lecturas - Sobre la muerte

No, no me malinterpretéis. No estoy deprimido, ni pasando un mal momento. Más bien al contrario. Ocurre simplemente que, leyendo un libro que se titula Tumbas de poetas y pensadores, de Cees Nooteboom, al que ya he hecho referencia en este blog, no es nada complicado que te asalten reflexiones sobre la muerte. Me encontré con un par de ellas muy brillantes las últimas noches. Pero, antes, me gustaría, a modo de introducción, justificar ocupar una parte del cyberespacio con material sobre un tema que, de entrada, nos resulta tan rechazable. Es una cita de El laberinto de la soledad, el genial y ultrarreconocido ensayo de Octavio Paz sobre el carácter mexicano:

"El miedo nos hace volver el rostro, darle la espalda a la muerte. Y al negarnos a contemplarla, nos cerramos fatalmente a la vida, que es una totalidad que la lleva en sí... Muerte y vida son contrarios que se complementan... El hombre puede trascender la oposición temporal que las escinde -y que no reside en ellas, sino en su conciencia- y percibirlas como una unidad superior... Debe abrirse a la muerte si quiere abrirse a la vida".

El libro de Nooteboom no trata sobre el carácter mexicano, pero sí sobre la muerte y sobre la poesía y la literatura como una esperanza de escapar al fin definitivo. Lo hace sin grandes teorías. Lo hace rememorando peregrinaciones sentimentales a las tumbas de poetas y pensadores que, de una u otra forma, le han fascinado. Poetas, pensadores, literatos en general, hijos de literatos. A veces, Nooteboom comparte con nosotros sus impresiones. A veces, se limita a citar textos de los exquisitos cadáveres a cuyos túmulos peregrina (o cuyos túmulos le salen al paso por azar, en ocasiones mientras busca otros túmulos famosos).

El libro cita a un Chateaubriand ya anciano, recordando. Es probablemente el Chateaubriand que está escribiendo sus Memorias de Ultratumba (la cita es indirecta) el que asegura:

"Para mí nada desciende a la tumba; todo lo que he conocido vive en torno a mí: según la doctrina india, la muerte, al tocarnos, no nos destruye, sólo nos hace invisibles".

Ante la tumba de T. S. Eliot, Nooteboom recuerda su poema East Coker:

"En mi principio está mi fin... / ...Vuélvese / más extraño el mundo a medida que envejecemos, / más complicada la trama de muertos y vivos. / ...Debemos quedarnos quietos / y movernos hacia otra intensidad / para lograr mayor unión, una comunión / más profunda en la fría desolación oscura, / entre los gritos del viento y la ola, / ...En mi fin está mi principio".

Wilhelm von Humbolt es citado más tarde. Son palabras tomadas de una carta dirigida al dramaturgo Friedrich Schiller tras la muerte de su pequeño hijo de nueve años:

"Esta muerte me ha quitado toda la certidumbre de la vida. Ya no confío en mi suerte, en el destino, en la fuerza de las cosas. Si esta vida ágil, florenciente, llena de energía, pudo perecer tan de repente, ¡qué es seguro?... Cuando a uno se le muere un ser al que amaba tiene una sensación completamente distinta. Uno cree pertenecer a dos mundos".

Por último, unas palabras de Eugène Ionesco:

"No sé muy bien si sueño, o si recuerdo, si viví mi vida o si la soñé. El recuerdo, igual que el sueño, me hace sentir profundamente la irrealidad, la evanescencia del mundo, imagen fugitiva en el agua movediza, humo coloreado. ¿Cómo todo lo que resiste entre firmes contornos puede apagarse? La realidad es infinitamente frágil, precaria, todo lo que viví duramente se hace triste y suave. Quiero retener todo lo que nada puede retener. Los fantasmas. Soy un muñeco de nieve a punto de fundirse. Resbalo, no puedo retenerme, me separo de mí mismo. Estoy cada vez más lejos, soy una silueta y, luego, un punto negro.
"El mundo va a helarse. Una insensibilidad polar ha empezado ya a extenderse sobre nosotros. Y luego va a hacer un gran sol que hará fundirse esos bloques de hielo, y luego habrá un vapor, la bruma misma se desvancerá en la luz azul. No quedará ninguna huella".

¿Negros pensamientos? No tanto. De cualquier manera, es mejor rogar -y trabajar- por conservarnos siempre jóvenes, incluso después de muertos. 

11 de octubre de 2011

Literatura e inmovilidad

"Si uno permanece sentado totalmente inmóvil se transforma, sin leer, en literatura. para ello no hay que hacer nada en absoluto, solo que, al final de la tarde, es una tarea algo laboriosa limpiarse las letras adheridas a la piel"
(Tumbas de poetas y pensadores, Cees Nooteboom)

10 de octubre de 2011

Postal desde Italia - Tarde en Venecia


¿Te acuerdas, princesa, de aquella tarde? Ganamos todo el tiempo que perdimos sentados en el muelle de la aduana. Enfrente de nosotros, el Campanile y la fachada en obras del palacio de los dogos. Un poco más a la derecha, la isla de San Giorgio. Alguna gaviota y turistas japoneses y brasileños nos distraían de vez en cuando del lánguido atardecer y del amor. Y la tarde fue cayendo, como un manto de paz sobre el agua que parecía el latido de la tierra contra el pecho de su amante la piedra milenaria que es un sueño de locura en Venecia, esa ciudad imposible.


Éramos locos en una ciudad de sueños, repletas de fantasmas de las tres religiones del libro. Los espectros de los comerciantes turcos nos contemplaban con envidia desde sus navíos hundidos mucho tiempo atrás por indecibles tormentas que los sorprendieron más allá del Lido. Ellos fueron ricos y vivieron vestidos entre ricos tejidos. Pero nosotros estábamos vivos.


Hugo Pratt, acompañado por Corto Maltés y el Barón Corvo brindaron por los dulces enamorados en una vieja taberna del Dorsoduro, en la que nos los habíamos cruzado, sin advertir su presencia, aquella tarde. Nosotros vimos sus sombras, pero las confundimos con las de unas gaviotas. Ellos, sin embargo, repararon en la blancura de tu vestido que aunque amplio transparentaba la belleza de tus formas.


El viejo rabino Melquisedec, que nadie sabe todavía como pudo escapar a la Shoá, se mesó su larga barba totalmente canosa y empezó a consultar los viejos libros de la Ley, incapaz de decidir por sí mismo si tanta felicidad era pecado. Pero tuvo que desistir enseguida, pues se quedó prendado de la dulzura de tu risa.


Todos los turistas se habían ido ya cuando la noche terminó de despertar a los fantasmas y Venecia no era Venecia, sino tan sólo un juego de luces y sombras espectrales. Entonces conocimos con certeza que la verdad que hasta ese momento tan sólo habíamos intuido era cierta: Venecia no existe. Es tan sólo una alucinación colectiva, un espejismo que surge en medio de una laguna de aguas pantanosas, un fuego fatuo hecho del fósforo que despiden los huesos de los muertos que la historia arrojó en un rincón perdido del Mar Mediterráneo. Muertos inesperados que no se resignan a dejar de soñar con la vida, aunque tenga que ser a través de otros.



9 de octubre de 2011

¿Hacia el colapso? - III

Termino el libro Colapso, de Jared Diamond, sobre el que ya he hablado aquí en otras ocasiones. Por refrescaros la memoria, si no queréis repasar los dos post anteriores sobre la cuestión, os recuerdo que es un estudio a medio camino entre la antropología, la ecología, la historia, la sociología y la economía de por qué unas sociedades perduran en el tiempo y por qué otras desaparecen.
La conclusión de Diamond, tras estudiar sociedades que desaparecieron en el pasado (la isla de Pascua, las grandes ciudades-estado mayas, las colonias noruegas de Groenlandia...) y estudiar otras que han conseguido sobrevivir (Islandia, algunas sociedades de Nueva Guinea, la isla de Tikopia) es que nuestra sociedad planetaria como tal se haya en peligro de desaparición.
En un mundo en donde todos estamos interconectados, no podemos pensar, dice, en salvaciones o condenas de sociedades particulares. O nos salvamos todos -en lo que a problemas medioambientales se refiere- o nos hundimos todos. Y matizo mi matización: cuando Diamond habla de problemas medioambientales habla de problemas sociales y económicos también. Habla, en realidad, del problema global que abarca su libro: la supervivencia o el colapso de las sociedades.
Para Diamond, un optimista bien informado (lo que es igual a un pesimista que todavía tiene algo de esperanza en que acertemos a cambiar el mundo), hay varios mitos que no nos dejan darnos cuenta de la magnitud y de la inmediatez del problema y que no permiten implementar las decisiones que permitirían solventarlos. Expongo aquí algunos de los más importantes.
1. Las cuestiones medioambientales deben subordinarse a la economía. Falso: los desastres medioambientales cuestan cantidades enormes de dinero tanto a largo como a corto plazo.
2. La tecnología resolverá nuestros problemas. Falso: Las nuevas tecnologías no siempre son exitosas, a veces cuesta un tiempo lograrlo que lo sean y, en ocasiones, suponen un gran impacto sobre el medio ambiente, creando nuevos problemas tanto como resolviendo problemas antiguos.
3. Si se agota un recurso, aparecerá otro nuevo. Falso: no tiene por qué; además, puede que pase un tiempo conseguir explotar adecuadamente ese nuevo recurso.
4. El planeta puede alimentar a todo el mundo. Falso: que haya alimentos de sobra en partes del planeta no significa que estos puedan o vayan a ser transferidos automáticamente a otras partes del planeta en donde sobran, tal y como conocemos de sobra por la historia de los últimos decenios.
5. La salud y la riqueza de los seres humanos no han hecho más que aumentar en los últimos decenios. Falso: Eso podría ser válido para los países de Occidente. Tristemente, ni siquiera es una verdad absoluta para ellos, según estamos viendo desde el comienzo de la crisis (el libro es de 2005). Además, la prosperidad de que goza(ba) el Primer Mundo se basa(ba) en la merca del capital medioambiental del planeta. Aquí, Diamond señala un hecho fundamental: "LA CAÍDA EN PICADO DE UNA SOCIEDAD PUEDE INICIARSE UNO O DOS DECENIOS DESPUÉS DE QUE LA POBLACIÓN ALCANDE SUS CIFRAS MÁS ALTAS Y LAS MAYORES COTAS DE RIQUEZA Y CONSUMO DE ENERGÍA".  Es decir, justo después de que su impacto sobre el medio ambiente sea el mayor de su historia.
En fin, una vez más, el pensamiento mítico -en cuyo desarrollo tiene mucho que ver, en este caso, el sistema capitalista en que vivimos- se opone no al avance, sino a la evolución de la sociedad. Pero en nuestras cómodas casas llenas de tecnología y productos de consumo los mitos nos tienen rodeados. Está por ver si somos capaces de romper este cerco, cada vez más estrecho.

En fin, dejemos de lado el rollo apocalíptico e integrémonos un poco recordando lo bonito que es gente brillante y feliz.

7 de octubre de 2011

Batallas

"En el gran esquema de las cosas, probablemente no era mucho, pero en el pequeño esquema de las cosas, en el microscópico lugar en el que las batallas privadas se ganan y se pierden, contaba como un victoria singular".

2 de octubre de 2011

Contradicciones medioambientales en Córdoba II

Prosigo con la crónica de XIV Seminario Internacional de Periodismo y Medio Ambiente, ya que parece que a algunos os ha interesado la cuestión.
Pese a que la visita a El Cabril no deja de ser un ejercicio de relaciones públicas de ENRESA, es interesante y me depara una alegre sorpresa: el conocimiento de AVERE, un lobby que se dedica a reclamar a la Unión Europea y a los gobiernos de sus países miembros la promoción del uso del coche eléctrico. En su breve (el programa del seminario es muy, muy apretado) exposición nos comentan cómo el coche eléctrico se inventó antes que el coche de gasolina. También nos cuentan cómo la conjunción de intereses de la industria automovilística con la industria petrolera enterró el posible desarrollo de los vehículos con motor eléctrico.
El último día, me salto gran parte del programa. Pero no me pierdo la conferencia de Miguel Ángel Aguilar sobre el periodismo ambiental visto desde los otros periodismos. Evidentemente, el título es una excusa para que Aguilar hable de lo que le dé la gana. Y lo hace. Tras perorar más de media hora sobre la necesidad para los periodistas del contacto humano, del intercambio cara a cara de inquietudes e información, más allá de los adelantos tecnológicos -"twitter, facebook y demás"-, el maestro confiesa que no ha empezado a hablar de su tema y que es una lástima que no le dejen hablar durante cuatro horas -"a lo Castro", pienso yo.
Pese a las autollamadas de atención hacia la concisión, Miguel Ángel Aguilar sigue perorando no se sabe muy bien sobre qué, pero captando la atención de todos nosotros. Termina exponiendo entre las carcajadas del auditorio, un "pequeño ejemplo de periodismo medioambiental". Sobre la pantalla se van sucediendo las imágenes de un power-point que recogen las noticias que aparecieron en su día sobre la llamada "Operación Flecha Rota", el dispositivo de rescate y ocultación de la información sobre el B-52 que se estrelló en la costa del levante español transportando material nuclear. Sí, sí: es exactamente eso: el incidente que nos dio a los españoles la posibilidad de contemplar, durante el resto de nuestra historia, la foto de Manuel Fraga bañándose en las aguas de Palomares.


No juraría que estábamos ante un caso de periodismo medioambiental, pero la exposición de Aguilar, trufada de un fino humor, fue ciertamente desternillante. Y dio paso a un coloquio tan corto como jugoso, en que el maestro estuvo a punto de irse de la lengua en más de una ocasión. Pero, aseguró, "se me ocurren dos o tres perversidades que no voy a decir porque estarían en twitter en seguida" y no conviene, vino a decir, morder la mano que te da de comer. Si este mensaje fue más bien críptico, no lo fue calificar a Nacho Villa de nazi, ni declarar que son una vergüenza las ruedas de prensa que no admiten preguntas. Volviendo al tema medioambiental, aseguró, ante las preguntas de la audiencia, que   el tema del cambio climático, tan fundamental en nuestro tiempo, "no interesa" a las grandes figuras del periodismo.
Con la carcajada y la sensación de haber asistido a una verdadera lección de periodismo, pensé que Córdoba siempre está ahí, pero que uno no sabe cuándo va a volver. La mezquita me llamaba. Está enfrente del Palacio de Congresos en donde se celebraba el Seminario y la elección entre una conferencia sobre contaminación lumínica y la bella luz que despide el edificio fue, para mí, clara. Clara como la sensación de éxtasis que sentí al perderme en su bosque de columnas, mocárabes, rincones cristianizados por el imposible barroco andaluz... Una parte de mí vagará por siempre por él.


En recuerdo a nuestro pasado árabe y, ¿por qué no?, en homenaje a una primavera árabe que esperamos que no termine marchitándose, un clásico de The Clash.


26 de septiembre de 2011

Contradicciones medioambientales en Córdoba I

La semana pasada asistí en Córdoba al XIV Seminario Internacional de Periodismo y Medio Ambiente, una convocatoria anual que organiza la Empresa Nacional de Residuos (ENRESA), la empresa pública que gestiona el almacenamiento de los residuos radioactivos en nuestro país. Fue una experiencia tan interesante como llena de contradicciones. Os regalo una pequeña crónica (contradictoria), por si es de vuestro interés.
La primera contradicción (al menos, aparente): un seminario sobre periodismo y medio ambiente organizado por una empresa que es pieza imprescindible en el funcionamiento del negocio de la energía nuclear en nuestro país.
Segunda contradicción: un viaje en AVE, un medio cuya sostenibilidad social es cuando menos cuestionable. Justamente al contrario de su impacto medio ambiental, que es incuestionable.
Tercera contradicción: un programa de un seminario sobre medio ambiente que no aborda cuestiones tan candentes y decisivas como el cambio climático, la biodiversidad, la escasez de agua dulce... Por contra, el programa del seminario incluye una conferencia de Miguel Ángel Aguilar, excelso comentarista político, cuyo sentido del humor adoro, que, como era de esperar, no tiene mucho que ver con el medio ambiente.
Con estas contradicciones generales están relacionadas algunas contradicciones personales que no voy a obviar: disfruto enormemente de la comodidad del AVE, que en dos horas nos traslada desde el centro de Madrid al centro de Córdoba; asumo acudir a un seminario pagado por ENRESA -cuya gente nos trata estupendamente, por cierto- pese a las objeciones que pueda tener contra la energía nuclear; gozo la conferencia de Miguel Ángel Aguilar, un tipo que puede hablar de lo que le de la gana y mantener tu interés, haciéndote reír y aprender a partes iguales.
Dicho esto, me centro en el seminario en sí, que tampoco estuvo exento de muchas otras contradicciones.
En la conferencia inaugural, Ignacio Ramonet, líder altermundialista además de periodista y estudioso de la comunicación muy crítico nos cuenta su visión del mundo actual. Una visión de apocalíptico moderada por su enorme fe en la utopía. A la gente de ENRESA, enfrascada actualmente en el desmantelamiento de la Central Nuclear José Cabrera, en Zorita de los Canes (Guadalajara), no le hace ninguna gracia su comentario de que "realmente, a día de hoy, no sabemos cómo desmantelar una central nuclear". Pero lo aceptan, tras ligeras protestas, con deportividad. Sin duda, un hecho contradictorio.
Las palabras de Ramonet nos abocan, en un momento dado, a otra contradicción: su discurso, claramente antinuclear, reconoce que la alternativa a este tipo de energía no puede ser incrementar el gasto de energía productora de efecto invernadero que contribuya al cambio climático. Esto, en el actual momento de la cuestión, nos coloca en un callejón sin salida. La solución que plantea Ramonet es la utopía: optar por el decrecimiento económico y por las energías renovables. Es un buen camino. El problema es cómo recorrerlo.
Tras un casi nulo en contenido diálogo entre Manuel Toharia, gran divulgador científico encantado de conocerse y Moncho Núñez, otro divulgador científico no tan encantado de conocerse, pues es gallego y tiene dudas, la primera jornada nos lleva a conocer un interesante documental sobre los perniciosos efectos de las especies invasoras en el medio ambiente y la economía españolas. El título del filme: Invasores; el autor, Luis Miguel Domínguez, un tipo al que merece la pena seguir la pista para los interesados en cuestiones medioambientales.
El segundo día lo dedicamos al asunto principal de las jornadas: la visita al El Cabril, el almacén de residuos de media, baja y muy baja actividad que ENRESA gestiona en la sierra de Córdoba desde mediados de los años 80. Su directora, Eva Noguero, hace una breve y completa exposición del funcionamiento de la planta y luego, en el coloquio, no esquiva ninguna pregunta. Transparencia absoluta sobre una cuestión que sigue siendo controvertida y que a mí me hace preguntarme si es un peaje que tenemos que aceptar o no para garantizar nuestro bienestar.
En fin, como las contradicciones se acumulan y el lavaplatos me reclama, terminaremos de dar cuenta de este asunto en otro post. En mi ausencia, os dejo con una bonita canción de tema medio ambiental que ha sido injustamente maltratada por la crítica musical durante decenios. Con ustedes: ¡Roberto Carlos!


Postal desde Córdoba - Salidas sin salida


Es sólo una foto de una pintada y una ventana enrejada en la divina ciudad de Córdoba. Pero a mí me parece también una estupenda metáfora del momento que vivimos. Un momento de angustia colectiva en la que las viejas salidas de emergencia morales a los problemas sociales y económicos se van taponando una tras otra. Los desequilibrios de la sociedad, hasta hace poco mitigados por el Estado del Bienestar, parece ser que van a hacerse más profundos, duraderos e imposibles de esquivar. Esperemos que a nadie se le ocurra, ante lo negro del panorama, comenzar a abrir nuevas salidas de emergencia no contempladas en las tapias, un poco desmejoradas, de la democracia.

30 de agosto de 2011

Juan López de Uralde, un ecopolítico con capacidad de encaje

Una de las pocas buenas noticias del verano, aparte del derrumbamiento definitivo del régimen de Gadafi en Libia, ha sido la leve condena -prácticamente, una absolución- del ex director general de Greenpeace España, Juan López de Uralde, por los delitos que se le imputaban en Dinamarca a raíz de su irrupción junto a otros dos activistas en la cena de gala de la Cumbre del Clima de Copenhague en 2009. Uralde es ahora presidente de la Fundación Equo, que ya ha anunciado que se presentará a las inminentes elecciones de noviembre, pese a los muchos problemas que le pone la actual normativa electoral (insisto, no han entendido nada).
Equo me parece una opción de voto bastante razonable, dado el actual panorama político. Por lo que se desprenden de las palabras de Uralde, la formación aspira a reunir a esa izquierda descontenta que se desenganchó del PSOE hace ya mucho tiempo y que se desilusionó con la deriva autodestructiva y purguista de IU. Ojalá consiga reunir a toda esa gente en una casa común.
En cualquier caso, tuve la suerte de entrevistar a Uralde para la revista 21 hace un par de meses. Os dejo con mis preguntas y sus respuestas.

Juan López de Uralde, ecologista
“Si rompemos todos los huevos, nos quedaremos sin gallinas”

Juan López de Uralde es un tipo afable, sensato y equilibrado. Lo demostró en su etapa como director general de Greenpeace España. Aunque llegaba al puesto avalado por una larga trayectoria en el movimiento ecologista (era director de la campaña de residuos tóxicos en Greenpeace International), su aterrizaje no fue fácil. Sustituyó al fundador de la ONG en España, Xabier Pastor, que se fue dejando una organización dividida. En 10 años de mandato, logró unirla y hacerla crecer. Aunque ronda los 50, sigue hablando como un joven idealista. Dio su gran salto a la fama al irrumpir en la cena de gala de la Cumbre del Clima de Copenhague y ser detenido por la policía danesa. Ahora, aspira ahora a conseguir en lo político la misma unidad que consiguió en lo social que consiguió dentro del movimiento ecologista. Para ello ha creado la Fundación Equo. Es rápido. Contesta de forma directa, clara y concisa a unas preguntas que, cuando se repasan, están más cargadas de ironía que lo habitual en esta sección (a veces pasa, sin que sepa uno muy bien por qué). Pese a que él lo niega, los que le conocen dicen que tiene carisma. Lo que no se le puede negar es sentido del humor y capacidad de encajar los golpes (dialécticos, por supuesto) de los periodistas.

-¿Se da cuenta de que ustedes los ecologistas son unos agoreros? Que si se calienta el planeta, que si se mueren las ballenas… ¿No se siente un poco Nostradamus?
-(Risas) Desgraciadamente, los ecologistas solemos tener más razón de la que nos gustaría. A las pruebas me remito: ahí tenemos el desastre nuclear de Japón. Si nos hubieran hecho más caso cuando avisábamos de los riesgos de la energía nuclear, esto no hubiera pasado.

-Un amigo mío dice que para hacer una tortilla hay que romper los huevos, que las cosas del planeta están para usarlas y que no entiende su postura del no, no y no.
-Estoy totalmente de acuerdo. Las cosas del planeta están para usarlas, pero hay que hacerlo con sentido común y pensando en la sostenibilidad de los usos. De otra manera, corremos el riesgo de romper todos los huevos y quedarnos sin gallina y sin tortillas.

-¿Ha discutido sus ideas sobre el cambio climático con el primo de Rajoy? A lo mejor le hacía cambiar de postura.
-Pues he discutido del tema con tanta gente que posiblemente lo haya hecho también con él. El caso es que, a estas alturas, creo que lo que está en discusión no es si el cambio climático existe o no. Lo que hay que discutir es qué hacemos para que no vaya a más y para paliar los efectos que está teniendo.

-Al Gore habla del apocalipsis por el calentamiento global y luego tiene un jet privado. No me cuadra.
-Ni me gusta el apocalipsis ni tengo un jet privado. Me parece una incoherencia importante. Y, aunque todos tenemos nuestras incoherencias, hay que tender hacia la coherencia.

-Se hizo especialmente famoso a raíz de su irrupción en la cena de gala de la Cumbre del Clima de Copenhague. A más de uno se le indigestó aquel banquete.
-No era nuestra intención causarle una indigestión a nadie. Lo único que queríamos conseguir era que se escuchase lo que la sociedad civil tenía que decir y, como no nos había invitado a la cena, no tuvimos otro remedio que colarnos.

-Podía haber esperado al final de la cena para sacar la pancarta. Seguro que el menú era de postín.
-Pues nos hubiéramos esperado y hubiéramos planteado nuestras reivindicaciones de otra forma, sí. Pero ya le digo que nos invitaron.

-Su pancarta decía: “Los políticos hablan, los líderes actúan”. Según eso, nos faltan líderes y nos sobran políticos.
-Lo que nos faltan son políticos que actúen y que escuchen las demandas de la sociedad civil.

-¿Por qué le trató tan duro la policía danesa? ¿Les faltó al respeto de alguna forma?
-Nosotros fuimos absolutamente respetuosos en todo momento. El problema es que pusimos en evidencia las carencias del dispositivo de seguridad. Eso hirió el orgullo de la policía y del Gobierno danés.

-Lo de no dejarle volver a casa por Navidad fue un poco heavy. Imagino que dejarían, al menos, que su familia le enviase el besugo con un mensajero.
-Pues no. Estuvimos sometidos a un régimen de aislamiento e incomunicación que no nos permitió ningún contacto con el exterior hasta que nos liberaron. De casa nos enviaron libros y, lógicamente, algo de turrón. Pero no nos lo dieron. Ni siquiera nos transmitieron los mensajes de apoyo que recibíamos. Yo no pude ni hablar con mi familia.

-Les trataron como a terroristas.
-Nos aplicaron una legislación muy dura, sí. Totalmente desproporcionada. Nuestra protesta fue espectacular, pero no tenía intención de causar daño a nadie y fue en todo momento pacífica.

-Ahora piden casi 10 años de prisión para usted. No tienen sentido del humor estos nórdicos.
-No son 10, sino tres. En cualquier caso, está claro que el Gobierno danés continúa buscando culpables del fracaso de la cumbre de Copenhague. Pero se equivoca al buscarlos entre los activistas que pedíamos una acción más decidida contra el cambio climático. Los culpables habría que buscarlos entre los mandatarios que estaban sentados en el banquete.

-Van a lanzar ustedes un partido político verde. Son unos optimistas, porque con lo que España tiene de secarral.
-Bueno, hay una España verde maravillosa en el norte del país. Por otro lado, el verde es el color de la ecología política. Pero nosotros nos llamamos Equo, no llevamos lo de verde en el nombre. Y, además de los ideales ecologistas, aspiramos a representar también los ideales de la lucha por una mayor equidad social y por los derechos humanos.

-Le iba a preguntar por eso, por el nombre de Equo. Me suena como al nombre de una nueva compañía de telefonía móvil, o de una constructora con aire de modernita.
-La nuestra es una propuesta innovadora. Y quiere serlo también en el nombre. Podríamos habernos llamado Partido Ecologista Democrático y por la Igualdad, por ejemplo, pero sería un nombre mucho más aburrido.

-Los partidos verdes en nuestro país siempre han andado a la greña. Usted piensa que puede acabar con eso. ¿Tan convencido está de su magnetismo personal?
-(Risas) No estoy en absoluto convencido de ese magnetismo personal. Pero sí que creo que merece la pena trabajar con el objetivo de integrar al movimiento ecologista en una opción política. Para ello, creo que se consigue más a fuerza de trabajo que de magnetismos personales.

-Uno de sus valedores es Cohn-Bedit, revolucionario del 68 y autor de La revolución y nosotros, que la quisimos tanto. ¿Y usted, como se lleva con la revolución?
-Actualmente, vivimos otro paradigma. Nosotros optamos por un cambio pacífico, y la palabra revolución siempre va unida a una idea de violencia. No somos revolucionarios, sino transformadores. Queremos impulsar una transformación social pacífica.

-Además de todo eso, acaba de publicar un libro que se llama El planeta de los estúpidos. Propuestas para salir del estercolero. Es usted un radical.
-No. Creo que el título describe muy bien cuál está siendo el comportamiento de nuestra especie sobre el ecosistema. Hay especies que saben vivir en equilibrio con el medio. Pero nuestra forma de vida es cada vez más desequilibrada y deja menos para las generaciones futuras. Esto es tener un comportamiento estúpido como especie, pues hacemos nuestra supervivencia como tal más difícil.

-En ese libro reflexiona sobre qué impulsa a un activista. ¿Nos puede hacer un resumen?
-Fundamentalmente, la convicción de que estamos destruyendo el planeta y la seguridad de que podemos hacer algo para cambiarlo. Como individuos y, sobre todo, de forma colectiva, agrupándonos.

-Joshka Fisher, verde y pacifista, era ministro de Exteriores cuando el ejército alemán bombardeó Serbia. ¿Se ha vacunado contra este tipo de contradicciones antes de meterse en política?
-En el siglo XXI tenemos que repensar el pacifismo. Tenemos un ejemplo bien claro con lo que está sucediendo en Libia. Y no podemos olvidar la impotencia con la que vivimos el genocidio de Ruanda, en el que la comunidad internacional no intervino. Cada vez somos más las personas que pensamos que la defensa de los seres humanos puede requerir en ocasiones decisiones que no son fáciles de tomar.

Para rematar la faena, nada mejor que una copla copla de toda la vida.