18 de marzo de 2011

Homenaje (Héroes)

Oficialmente son 20, pero seguro que son muchos más. Hablo de los empleados de la central de Fukushima, policías y bomberos afectados por la radiación debido a su participación en las tareas que, con suerte, librarán a Japón y el mundo de una catástrofe nuclear mayor de la ya ocurrida tras el terremoto del pasado día 11. En realidad, no hablo sólo de ellos, que ya han sido heridos, en mayor o menor medida, por el fantasma de la radiactividad, sino de las decenas de personas que están luchando para que el horror no se haga más extenso y profundo. Hablo de los militares que están arrojando agua a los reactores de la central desde helicópteros. De los bomberos que están intentado acceder a las cercanías de los núcleos de la central para arrojar agua desde camiones cisterna. De los operarios que están intentando conectar a la red eléctrica el sistema de refrigeración de las piscinas que contienen el combustible nuclear gastado por el funcionamiento de los reactores.
Mi primera impresión cuando les veo en las imágenes de los telediarios y en las fotos de los periódicos es que, seguramente, gran parte de ellos morirá o resultará gravemente enfermo a causa de las tareas que están llevando a cabo. Y supongo que ellos piensan, incluso con más conocimiento de causa, lo mismo que yo. Es decir, estoy convencido de que saben, o creen saber que, ahora mismo, son lo que vulgarmente llamamos carne de cañón.
No puedo sino descubrirme ante ellos. Creo que merecen en toda su amplitud el calificativo de héroes. En un momento de la historia en el que nadie parecemos comprender el sentido de la palabra sacrificio, esta gente nos recuerda (y aquí vuelve a aparecer Camus, a quien citaba ayer) que hay veces en la vida en que uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. No creo, sin embargo, que nos sirva de lección permanente. Últimamente, casi nada cumple con ese requisito en esta sociedad líquida. Pero ojalá me equivoque, claro.
En fin, este post es probablemente demasiado triste y solemne. Volvamos al mundo del espectáculo de luz y de color de la mano del increíble y maravilloso talento de ¡David Bowie!

1 comentario:

David Pérez dijo...

Esto pasa en España y seguro que sucedería lo mismo.