2 de octubre de 2011

Contradicciones medioambientales en Córdoba II

Prosigo con la crónica de XIV Seminario Internacional de Periodismo y Medio Ambiente, ya que parece que a algunos os ha interesado la cuestión.
Pese a que la visita a El Cabril no deja de ser un ejercicio de relaciones públicas de ENRESA, es interesante y me depara una alegre sorpresa: el conocimiento de AVERE, un lobby que se dedica a reclamar a la Unión Europea y a los gobiernos de sus países miembros la promoción del uso del coche eléctrico. En su breve (el programa del seminario es muy, muy apretado) exposición nos comentan cómo el coche eléctrico se inventó antes que el coche de gasolina. También nos cuentan cómo la conjunción de intereses de la industria automovilística con la industria petrolera enterró el posible desarrollo de los vehículos con motor eléctrico.
El último día, me salto gran parte del programa. Pero no me pierdo la conferencia de Miguel Ángel Aguilar sobre el periodismo ambiental visto desde los otros periodismos. Evidentemente, el título es una excusa para que Aguilar hable de lo que le dé la gana. Y lo hace. Tras perorar más de media hora sobre la necesidad para los periodistas del contacto humano, del intercambio cara a cara de inquietudes e información, más allá de los adelantos tecnológicos -"twitter, facebook y demás"-, el maestro confiesa que no ha empezado a hablar de su tema y que es una lástima que no le dejen hablar durante cuatro horas -"a lo Castro", pienso yo.
Pese a las autollamadas de atención hacia la concisión, Miguel Ángel Aguilar sigue perorando no se sabe muy bien sobre qué, pero captando la atención de todos nosotros. Termina exponiendo entre las carcajadas del auditorio, un "pequeño ejemplo de periodismo medioambiental". Sobre la pantalla se van sucediendo las imágenes de un power-point que recogen las noticias que aparecieron en su día sobre la llamada "Operación Flecha Rota", el dispositivo de rescate y ocultación de la información sobre el B-52 que se estrelló en la costa del levante español transportando material nuclear. Sí, sí: es exactamente eso: el incidente que nos dio a los españoles la posibilidad de contemplar, durante el resto de nuestra historia, la foto de Manuel Fraga bañándose en las aguas de Palomares.


No juraría que estábamos ante un caso de periodismo medioambiental, pero la exposición de Aguilar, trufada de un fino humor, fue ciertamente desternillante. Y dio paso a un coloquio tan corto como jugoso, en que el maestro estuvo a punto de irse de la lengua en más de una ocasión. Pero, aseguró, "se me ocurren dos o tres perversidades que no voy a decir porque estarían en twitter en seguida" y no conviene, vino a decir, morder la mano que te da de comer. Si este mensaje fue más bien críptico, no lo fue calificar a Nacho Villa de nazi, ni declarar que son una vergüenza las ruedas de prensa que no admiten preguntas. Volviendo al tema medioambiental, aseguró, ante las preguntas de la audiencia, que   el tema del cambio climático, tan fundamental en nuestro tiempo, "no interesa" a las grandes figuras del periodismo.
Con la carcajada y la sensación de haber asistido a una verdadera lección de periodismo, pensé que Córdoba siempre está ahí, pero que uno no sabe cuándo va a volver. La mezquita me llamaba. Está enfrente del Palacio de Congresos en donde se celebraba el Seminario y la elección entre una conferencia sobre contaminación lumínica y la bella luz que despide el edificio fue, para mí, clara. Clara como la sensación de éxtasis que sentí al perderme en su bosque de columnas, mocárabes, rincones cristianizados por el imposible barroco andaluz... Una parte de mí vagará por siempre por él.


En recuerdo a nuestro pasado árabe y, ¿por qué no?, en homenaje a una primavera árabe que esperamos que no termine marchitándose, un clásico de The Clash.


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