4 de diciembre de 2010

Ni siquiera en días como estos

Ni siquiera en días como estos todo es gris-negro. Tu sonrisa es luz alegre en mis ojos, lagarto. Queda siempre el amor. También la amistad. Y la dura pugna por no ser servil, ni siquiera en la derrota. Por otra parte, ninguna derrota es eterna mientras estemos vivos. Sísifo sigue empujando la piedra, agotado pero no rendido. Nuestras fuerzas flaquean, pero todavía respiramos. Tu respiración al lado de la mía es un bálsamo que calma el dolor. Duermes con una beatitud virginal, como si todavía fueses inocente. Y lo eres cuando me miras. Aguantas como una mujer, haces el amor como una mujer, finges como una mujer, pero te rompes como una niñita (Dylan dixit). Yo soy el chico solitario en el fin de semana que por fin cree haber encontrado el corazón de oro que andaba buscando. Ese corazón de oro late con tanta fuerza que impulsa la sangre de mis venas y mis arterias. Así, puedo seguir empujando mi piedra de Sísifo.

Notas:




1 comentario:

Madame Blavatsky dijo...

Sentirnos "come le zingare del deserto, o come le balinesi nei giorni di festa"

con toda la luz del mundo