10 de diciembre de 2010

Postal desde Chad - Una mañana en el aeropuerto de Yamena (1ª parte)

Quienes conozcan Yamena, la capital de Chad, sabrán que es una ciudad destartalada y polvorienta. Al menos, lo era hace seis años, cuando la visité en abril de 2004. La inestabilidad política que ha dominado la vida del país desde entonces no creo que haya contribuido mucho a darle un aire más moderno y ordenado. Viajé allí como redactor de la revista Mundo Negro, una publicación de los misioneros combonianos que es la única revista especializada en África que existe en España.
El aeropuerto de Yamena era (creo que tampoco ha cambiado sustancialmente) tan destartalado como el resto de país. No me había dado tiempo a darme cuenta de ello el día de mi llegada, una noche de algo más de dos semanas atrás. Pero la mañana en que mi compañero de aventuras, el mozambiqueño Constantino Bogaio, y yo abándonábamos el país me dio tiempo a sufrirlo (y también disfrutarlo) en toda su magnitud.
Constantino y yo nos desplazábamos a Camerún, en donde íbamos a continuar recolectando material periodístico para la revista por una semana más. Nos acompañaba Jesús Ruiz, un comboniano español que viajaba como nosotros a Duala, la capital económica camerunesa y luego proseguía camino hacia Lomé, la capital de Togo.
La situación era de partida chusca: teníamos billete para el mismo vuelo, pero mientras que el nuestro (comprado en España) marcaba una hora cercana al mediodía para la salida, el suyo indicaba que el avión saldría para Duala a primera hora de la mañana. Ante la duda, nos desplazamos al aeropuerto a una hora temprana. Jesús es un tipo encantador y bienhumorado, un veterano de África y nos aderezó el viaje hasta el aeropuerto con un par de anécdotas que, estoy convencido, tenían como segunda intención meternos un poco de miedo en el cuerpo y tomarnos un poco el pelo al respecto de la incertidumbre que rodea a los medios de transporte aéreo en Yamena.
Él mismo era el protagonista de la primera. Teniendo un vuelo programado, creo recordar que para el mismo trayecto que debíamos emprender, para un día, se presentó en el aeropuerto en la fecha señalada. Pasó los controles de seguridad, facturó y, tras varias horas de espera, le dijeron que el vuelo no partiría ese día. "Vuelva usted mañana", le dijeron, al más puro estilo del artículo de Larra. El día siguiente volvió, repitiendo el ritual ya descrito para encontrarse, después de horas de espera, con la misma conclusión. Volvió al día siguiente y al otro, obteniendo el mismo resultado. Sólo el quinto día de idas y venidas consiguió finalmente despegar.
La otra tenía como protagonista a otro misionero comboniano. Confiado en viajar el día señalado en el billete, se presentó en el aeropuerto. Tras efectuar todos los trámites previos al vuelo, se le informó que el avión de las Ethiopian Airlines no efectuaría la parada programada en Yamena y pasaría de largo. La razón: ningún pasajero descendía en la capital chadiana y él era el único al que debían recoger. No valía la pena aterrizar y despegar de nuevo sólo por él.
Con esta información fresca en la cabeza, entramos en el aeropuerto yamení, cargados con nuestros equipaje personal y nuestros entonces pesados equipos fotográficos.

The Byrds no estaban allí, pero no me digáis que su tema The Airport Song no viene al caso:

1 comentario:

Anónimo dijo...

y nos dejas asi???venga hombre no seas perezoso y acaba la historia...